De los campos de El Colegio, la mejor producción en verduras y hortalizas

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Productores del campo en la comunidad El Colegio, perteneciente al municipio de Tarímbaro, plasman en sus parcelas el orgullo de ser, de poder ofrecer a la sociedad en general lo que sus generosas tierras ofrecen con su extraordinaria fertilidad, una gran variedad, de legumbres, principalmente, entre acelgas, espinacas, lechugas, rábanos, repollo, brócoli, coliflor, betabel, entre muchos otros productos que van del campo a la mesa.

Son tres historias las que hoy ofrece Encuentro de Michoacán, tres personajes que han dedicado gran parte de su vida a la actividad agrícola, y aunque la migración los mantuvo alejados por un tiempo, pues tuvieron que partir rumbo al conocido Sueño Americano, el destino los trajo de regreso a las tierras que los vieron nacer para retomar la actividad agrícola.

Desde niños aprendieron a cuidar la tierra, surcarla, a procurar la mejor semilla, a regarla, pero también a observar el cielo para conocer el temporal, cuando es el mejor momento para sembrar y cuando es mejor evitarlo para no sufrir pérdidas porque podría no darse una buena producción, acorde a las diferentes épocas del año, en las que también se debe saber lo que se puede sembrar.

Angel Vázquez Torres, con su cabeza cubierta para protegerse del sol, desde temprana hora ya estaba listo para sembrar algunas lechugas que le regaló un vecino, pero también tiene preparado el terreno para la semilla de brócoli, coliflor y cilantro, la tierra la regó un día antes para que pudiera estar lista hacia el siguiente paso.

Angel Vázquez Torres

Explicó que para poder regar la tierra para lo que se produce en los campos de El Colegio, se cuenta con agua limpia, proviene de pozo, además se cuenta con una rigurosa inspección por las autoridades sanitarias, para verificar y certificar que las hortalizas son adecuadas para el consumo humano, también el control de fertilizantes y el control de plagas.

Comentó que no tiene mucho que regresó a la actividad agrícola, pues al no contar con la documentación para poder regresar al vecino país del norte, optó por quedarse a trabajar con su hermano las tierras que fueron propiedad de su padre, las que les dejó para hacer producir, para tener qué comer, pero también para ofrecer en el mercado al que llaman en Tiradero, ubicado en la colonia El Lago, en la ciudad de Morelia.

Alberto Martínez García, es otro productor, recordó que desde niño se fue a Estados Unidos, no porque no quisiera trabajar en el campo, sino porque hace varios años la situación agrícola vivió una fuerte crisis y alguien tenía que dejar todo atrás, y aunque reconoció el dolor que le dio dejar a sus seres queridos, hace más de 30 años: “Hoy no es fácil regresar al norte, actualmente los coyotes cobran más de 150 mil pesos, lo equivalente en dólares”.

Alberto Martínez García

Puntualizó los enormes riesgos, cuando se tiene que viajar hacia la frontera, las extorsiones policiales, estatales y federales; los secuestros, encierros y maltratos por los representantes de la ley, los riesgos en el desierto, además de nuevas agresiones cuando un migrante es detenido por la migra: “Peor aún, ver morir a un amigo en plena travesía, más peor, tenerle que explicar al familiar que su pariente regresará, pero ya sin vida”.

Él decidió para esta temporada destinar una parte del predio para la producción de la calabacita, para dedicar otro tanto al cultivo de acelgas. Las tierras son de su padre Fausto Martínez, es a quien agradece el conocer éste noble oficio, el trabajo del campo, en el que puede dar de comer no únicamente a la familia, sino a un importante número de ciudadanos en Morelia y otros municipios cercanos.

Igual que su vecino Angel, Alberto lamentó que para poder comercializar su producción, tengan que llevarla a mercados donde el intermediario es el más beneficiado, por los altos costos que ofrecen a la consumidores en los mercados, en tanto que para ellos la ganancia es mínima, pues en muchos casos apenas se pueden recuperar los gastos de producción.

Con lo anterior, invitaron a la sociedad en general a que vaya a los campos de El Colegio, que además de disfrutar conozcan la forma en que se produce lo que pueden llevar directamente a sus mesas, mucho más frescos, sin mal trato por el transporte de un lado a otro y, mejor aun, a los mejores precios.

Finalmente lamentaron que los poyos para el campo, que tanto presumen la federación, el Estado y los municipios, no aterricen en éste caso en los campos de El Colegio, criticaron que se hable de entrega de semilla mejorada, de fertilizantes, entre otros, que podrían ser, pero sólo para unos cuantos, quizá los más allegados, pero no para todos como se presume.