Los movimientos migratorios a través de la historia

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Muchas veces se piensa que las migraciones, los migrantes, o los desplazamientos humanos son un fenómeno histórico reciente. Sospecha muy alejada de la realidad. El análisis histórico nos permite descubrir sus remotas raíces. Veamos un rápido recorrido a sabiendas que podremos dejar muchos datos y hechos importantes. La intención es tener un panorama muy amplio al respecto. Iniciaremos con el primer elemento al afirmar que la historia de la humanidad ha sido una historia de migración. Los primeros hombres fueron cazadores y recolectores quienes iban de un lugar a otro en busca de alimentos y el proceso permaneció aún después de establecer residencia. Así ciertos grupos tuvieron la fortuna de asentarse en áreas ricas en recursos naturales, otros menos afortunados terminaron huyendo de la miseria o de las catástrofes naturales. Incluso es conocido que el homo sapiens migra de África Oriental aproximadamente hace 150 mil años. Diferentes olas llegaron a Europa, Asia, América y muchos países africanos. Así todos los continentes fueron poblandose.

Las migraciones de gran parte de la historia se han caracterizado por la falta de voluntariedad de los que se mueven. Antes de la industrialización (la Revolución Industrial inició en la segunda mitad del siglo XVIII en Inglaterra) predominaron los desplazamientos forzados a causa de las condiciones desfavorables del medio ambiente (adversidades climatológicas, eventos geológicos, pestes, enfermedades periódicas, sequias, hambrunas, terremotos, inundaciones, volcanes, tsunamis, calores extremos, fríos intensos, etc.) o como resultado de invasiones, conquistas, colonización y expulsiones colectivas. Ya en la antigüedad encontramos imperios expansionistas como lo de los asirios, persas y egipcios. La Grecia clásica y sobre todo el Imperio Romano continuaron la larga historia de la expansión territorial a sangre y hierro, seguida por los invasores germánicos tras la caída de éste último en el siglo V. También las conquistas religiosas, que no fueron un asunto menor, ni menos traumático, tuvieron efectos movilizadores sobre las poblaciones; tal es el caso de la expansión del Islam entre los siglos VII y X que motivó el desplazamiento de grandes contingentes humanos desde África a Europa, o de las cruzadas entre los siglos XI y XIV, cuya consecuencia fue la implantación de la cultura europea en territorios orientales como Grecia, Bizancio, Siria o Palestina.

Por su parte, y una de las hipótesis de mayor consenso, los indios americanos llegaron a este continente procedentes de Asia hace algunos miles de años y sus culturas fueron alteradas de manera radical por efecto de la llegada de continuas y múltiples oleadas de europeos en el ocaso del siglo XV, en el famoso proceso de conquista. El descubrimiento del nuevo mundo (América) generó a partir de la llegada de un significativo traslado de población desde la Europa Occidental hasta el continente Americano y Australia, principalmente. Durante el siglo XVII se inició una brutal etapa colonizadora de pueblos africanos, asiáticos y sudamericanos, cuyas consecuencias se han mantenido hasta bien entrado el siglo XX. Al asentamiento inicial de colonos europeos se sumará durante los siglos XVII y XIX, el desplazamiento forzoso de millones de esclavos de raza negra. Episodio de los más crueles en la historia universal. Una migración extremadamente violenta que desarticuló muchas comunidades y familias en África.

Con la aparición de las primeras manifestaciones del capitalismo (inicios del siglo XVI) se cristalizará un proceso visiblemente desigual en el que la extensión de la economía mundial se irá instalando en espacios social y demográficamente diversos. A partir de ello, la posibilidad y permanencia de la migración se sustenta en esta diferencia de desarrollos. Así tenemos que el capitalismo tiene como característica el haberse desarrollado de manera muy desigual y asimétrica en el conjunto de los países en los que se fue instalando. Este proceso ha dado lugar a la conformación de una economía internacional en la que se articulan regiones desarrolladas y regiones subdesarrolladas, y que tienen como eje de vinculación la desigualdad  y subordinación económica.

Para Charles Tilly, historiador estadounidense, existen factores los cuales han sido decisivos en el curso a largo plazo de la migración durante los últimos cinco siglos: los cambios en la distribución geográfica de las oportunidades de empleo; desequilibrios demográficos, alteraciones del diferencial regional de crecimiento natural; acciones y políticas de los estado-nación, guerras, expulsión o relocalización de grupos étnicos específicos, control de la migración.

Estados Unidos país de inmigración

Como bien se ha documentado y las cifras no lo desmienten, Estados Unidos es el país que tiene la mayor cantidad de migrantes internacionales. Ninguna otra nación la supera. Pero esto responde a una tradición histórica de su conformación como país y posteriormente como potencia económica.  La historia económica de Estados Unidos comenzó con la inmigración de personas, principalmente de Europa, en busca de libertad, entre ellas la libertad religiosa. Tan importante ha sido este fenómeno para Estados Unidos que algunos autores consideran que la inmigración no es simplemente una parte de la historia estadounidense, sino más bien una parte fundamental del carácter dinámico e identidad de ese país. En 1630 empezó la Gran Migración, el éxodo hacia las costas de Massachussets. El grupo de calvinistas que llegó a Nueva Inglaterra fue el grupo más influyente en la formación de Estados Unidos.

La sociedad colonial del siglo XVII fue modelada fundamentalmente por las características demográficas que surgieron de las condiciones de la inmigración. De 250 mil personas que había en el año de 1700, la población de las colonias pasó a 2 millones y medio para 1776. Es decir, en este lapso de tiempo la población creció diez veces, a un ritmo anual de entre 3 y 4%, teniendo como causa central los casamientos a temprana edad, la mayor longevidad y el menor porcentaje de decesos. La segunda fuente de crecimiento poblacional fue la inmigración. Antes del siglo XVIII, la mayoría de los inmigrantes eran ingleses; después llegaron de otros países europeos. Los alemanes fueron el primer gran grupo que llegó a las colonias en ese siglo. A pesar de la aportación material, la inmigración en masa de alemanes suscitó preocupación entre los colonos. Para mediados del siglo XVIII, la mayoría de los gobiernos coloniales dictaron leyes para tratar de regular la inmigración, con la idea de que la gente llegara sana y bien alimentada. Desde el principio de su historia, los estadounidenses alternaron su conducta entre hospitalidad e histeria, atracción y expulsión acerca de los recién llegados. Acción que han repetido, según sus ciclos económicos, políticas antiinmigrantes, hasta nuestros días.

La inmigración irlandesa de las décadas de los años de 1830 y 1840 puede considerarse como la primera que influye masivamente en el desarrollo insipiente de la industria y del transporte en Estados Unidos. La movilización irlandesa tuvo como eje primario la presión económica: el aumento de la población coincidió con la transformación del antiguo orden agrícola. Irlanda era el país más densamente poblado de Europa, con un sistema de tierras injusto que mantenía a la masa campesina en los límites de la subsistencia.

En esa época aparece una situación paradójica que acabaría por caracterizar el fenómeno de la inmigración masiva a  Estados Unidos hasta nuestros días: por una parte, el inmigrante es bien recibido como mano de obra barata y, por otra, es discriminado socialmente por los miembros nativos de una sociedad en donde el inmigrante se ve obligado a ocupar una posición de inferioridad. Después de la inmigración de irlandeses, hacia el final de la década de 1840, los alemanes empezaron a llegar masivamente a Estados Unidos. Al igual que los irlandeses, fueron socialmente declarados indeseables. Al mismo tiempo que se les daba la bienvenida como mano de obra barata, se les destinaba a ocupar empleos mal retribuidos. Los grupos “nativistas” proliferaron (entre ellas los Hijos del 76, los Druidas y los Hijos de Norteamérica a principios del decenio de 1850. Casi todas se unieron para formar una organización nacional: la llamada Orden de la Bandera de las Barras y las Estrellas. Sus propósitos eran defender el protestantismo contra el catolicismo, restringir la inmigración, aumentar el número de años requeridos para la naturalización y privar a sus nuevos compatriotas del derecho a votar) y desataron campañas en contra de los migrantes alemanes  acusándolos de corromper la vida social de Estados Unidos. La paradoja se repitió, los inmigrantes son bienvenidos como mano de obra barata y son sujetos de discriminación como miembros de la sociedad estadounidense. Posteriormente los migrantes de Europa del Este conformaron los principales grupos de migrantes en Estados Unidos, que corrieron con la misma suerte que sus antecesores. Las últimas décadas del siglo XIX los filipinos, japoneses y chinos se convirtieron en los migrantes más solicitados para el despunte del suroeste minero, agrícola y de los tendidos ferroviarios, y de la industria en el este estadounidense. A inicios del siglo XX, se consolidó el grupo de migrantes más importante hasta hoy día en Estados Unidos: los mexicanos. Cuya historia migrante tiene sus orígenes a mediaos del siglo XIX con la pérdida de la mitad de nuestro territorio a manos de Estados Unidos.

Historia que en la próxima entrega analizaremos.

PARA SABER MÁS

Alba, F. (2001). Las migraciones internacionales, México, CONACULTA.

Castles, S., Miller M. J. (2004). La era de la migración. Movimientos internacionales de población en el mundo moderno, México, Universidad Autónoma de Zacatecas-Miguel Ángel Porrúa.

Fernández, Eduardo. (2013). “Más allá de eventos coyunturales. La migración México-Estados Unidos: un fenómeno de larga duración”, en Revista Acta Universitaria, Vol. 23, (NE-1)  Procesos Migratorios.

Jones, A. (1996). Historia de Estados Unidos 1607-1992, España, Cátedra

Rystad, G. (1992). “Immigration History and the Future of International Migration”, International Migration Review, Vol. 26, No. 4, winter, pp. 1168-1199.